Se hizo campaña diciendo que "sà se puede", se gobernó este tiempo diciendo que "no se puede". |
"Ustedes no sirven", "ustedes malgastan la energÃa", "ustedes son un costo laboral". Pasado en limpio, ese parece ser el mensaje del gobierno hacia la sociedad, como bien señala el antropólogo Pablo Seman. Esa belicosidad no aparece tanto contra el kirchnerismo o CFK, por lo menos en boca del presidente, que se cuida de ni nombrarlos, sino contra los efectos del kirchnerismo en la sociedad. Alguna vez el sociólogo Ignacio RamÃrez señaló a partir de un estudio de opinión la tentadora idea de que la sociedad resulta más kirchnerista de lo que cree (y de lo que vota) en base a una serie de preferencias (por ejemplo: sobre cuánta regulación aceptan del Estado en la economÃa). DecÃa RamÃrez que la dimensión del kirchnerismo no pasaba tanto por la identificación partidaria sino por el ecosistema social.
AsÃ, la sociedad entra en una suerte de penitencia porque la "malacostumbraron" a vivir demasiado fácil, a ser subsidiada, a hacer juicios laborales en masa, etc. Se sienten retados, incluso, porciones de esa misma sociedad que "votaron el cambio". Becarios del CONICET, empresarios Pyme, maestros, operarios de ramas no viables (textil, calzado), trabajadores que pagan ganancias, son las vÃctimas de esta nueva mano invisible y parecen vivir una inversión del discurso de los 90, cuando se decÃa, por ejemplo de Jujuy, "las provincias son inviables". Ahora lo que parecen inviables son los sujetos.
Entonces, la pregunta ("¿cómo va a ser la campaña de Cambiemos?"), a dos dÃas del esperado discurso del presidente en el Congreso, y cuando el promedio de encuestas en la provincia de Buenos Aires sacude el exitismo, se vuelve inquietante porque el gobierno no puede no ganar. "Primero deben fundar la autoridad polÃtica, después vendrá la economÃa", dicen que dicen los que dicen hablar con "inversores"; al revés de cómo serÃa ("primero la lluvia de inversiones, después la polÃtica"). Y por lo pronto también, con tantos frentes que hay abiertos, se dirÃa que la sociedad les devuelve un poco el reto: marzo abre con un calendario de cortes, marchas y paros intenso.
Se hizo campaña diciendo que "sà se puede", se gobernó este tiempo diciendo que "no se puede". Tienen que volver al "sÃ". Todo gobierno es una pedagogÃa social. Como dice la politóloga MarÃa Esperanza Casullo: "Cambiemos no es tan eficaz en construir un discurso positivo de Cambiemos: quién es, para dónde va, cuál es el futuro de felicidad que piensa ofrecer a una mayorÃa."
Por supuesto, claro, acá hay un problema. Vivimos pendientes de una industria de la información que incluye consultoras, medios, redes sociales, percepciones, militancia, paneles de televisión, consumo de revistas digitales. Y la comunicación del gobierno, el mantra de su micro-segmentación, el argumento duranbarbiano de que son una máquina finisecular de estudiar la sociedad, pareciera encerrarnos en la trampa de que en realidad no sabemos lo que pasa y ellos sÃ. "Macri flota con su imagen", dicen en base a su información.
La Comunicación
La discusión sobre la comunicación a esta atura del partido existe para que discutamos la comunicación y casi ninguna otra cosa. Durante el kirchnerismo, incluso en el primer gobierno, recordado casi como "kirchnerismo herbÃvoro", ya se discutÃan los "problemas de comunicación". Hacen bien, pero comunican mal, se decÃa. Uno dirÃa que en eso se hace sentir una suerte de lobby inconsciente del propio periodismo, con sus mil luchas de influencia, plata, nombramientos, primicias: los gobiernos comunican mal básicamente porque comunican, porque lo hacen, porque tienen una dimensión pública para hacerlo y porque no confÃan en la sola tercerización a través de medios privados o voceros expertos.
En un mundo donde las cosas se esconden a la luz, donde los "escándalos" se apagan por saturación (los bolsos de López, los Panamá Papers, etc.) los gobiernos tienen derecho a fijar sus agendas; y hacerlo de modo directo, entre Gobierno y sociedad (por cadena nacional o snapchat, pero sin mediaciones "clásicas"). La micro-segmentación peñista es el 678ismo invertido: de aquella vieja mesa condensada en la TV Pública donde se cortaba el bizcochuelo del dÃa, a esta forma en red que sublima el mismo libido... eludir los llamados "medios hegemónicos". Entre el "qué te pasa ClarÃn" y Facebook se halla el hilo de continuidad más visible entre el cristinismo y el macrismo.
Si los columnistas de ClarÃn o La Nación eran "el lado Magnetto de la vida" (amparados en el "periodismo independiente" como voceros de los intereses de un grupo económico), para el núcleo del gobierno actual los columnistas resultan un parque Jurásico que los critican desde un "adentro ideológico", pero que cada vez que pueden les vuelven a dar la paternalista y opresiva "bienvenida a la polÃtica". Periodistas que les explican la polÃtica a funcionarios. Del "exceso de polÃtica" kirchnerista a la "falta de polÃtica" macrista. Y eso los hace un poco "viudos" del gobierno a muchos de los que lo defienden pero se mueren por defenderlo aún más.
Ah, el problema es que se incuba la peligrosa anti polÃtica, ese fantasma, ese tigre de papel, eso que nos imaginamos que echará a los polÃticos de la ciudad. Con rigor histórico, dirÃamos que al final, a la sociedad belicosa del 2001 la terminó gobernando Duhalde. Con eso no alcanza para bajarle el precio al asambleÃsmo, incluso se podrÃa esbozar la teorÃa de por qué (porque era un polÃtico sin futuro, el último, y con eso pactaban un gobierno de maestranza), pero ese fantasma agónico aún se agita en sus varias formas, como la metáfora del helicóptero: si Cambiemos fracasa en su "salida del populismo", fracasa toda la clase polÃtica (populistas incluidos).
Seamos literales: Macri no se puede ir en helicóptero porque la terraza no es más un helipuerto, ahora será una huerta orgánica. En estos dÃas se difundió una carta del actor "Pepito" Cibrian que posteó en su Facebook, que podrÃa ser una especie de primera escena de una farsa generalizada: estoy harto de todos, dijo. Desde Macri hasta Cristina. Desde los piqueteros hasta Buquebus. No hay nada ahÃ: pérdida generalizada. Dicho fácil: la polÃtica está bien representada (todos tienen a quién votar), solo que el paÃs está mal gobernado (con la economÃa mal).
Parafraseando al analista Gabriel Puricelli dirÃamos que al mundo hoy lo gobiernan los globalifóbicos. Pero en Argentina no. Cambiemos es una historia de muchas capas: empezó esperando lluvia de inversiones y promoviendo el fin de cualquier relato, y como las inversiones no llegaron empezó a relatarse. Flojo de papeles para hacer el papel republicano, de cualquier modo se simplificó a hacer anti kirchnerismo, su mejor papel. No hay voz macrista que no pida que Cristina se presente. Si el anti macrismo era anterior al macrismo (era todo el Frente Progresista esperando con la servilleta puesta un gobierno "neoliberal"), el macrismo se conforma ahora con ser el anti kirchnerismo, recobra ahà su razón de ser, y volverán los oscuros informes de PPT, el ritual de las bóvedas y las excavaciones.
Pero, a dos dÃas de su discurso parlamentario, vuelve la pregunta: ¿cómo será la campaña? ¿Qué horizonte de felicidad propondrán? ¿Incorporará el énfasis "punitivista", con un proyecto de régimen penal juvenil (lo que en la PBA "mide"), y castigo a los "empresarios malos" que participen de la obra pública (como anticipa ClarÃn)? Hasta ahora, todo suena como un 2013-2015 en loop, mientras se consolidan los tercios que supimos conseguir. De los tres tiempos (pasado, presente y futuro), el gobierno maneja la retórica de dos: pasado ("pesada herencia") y futuro ("volver a crecer"). Y a los gobiernos se los vota por el presente.
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Despuès de 12 años de populismo,la sociedad percibe que no es la soluciòn por esa vìa,algo nuevo se està gestando en el recambio generacional,con pensamientos muy sensatos,sinceros,reales,que no creen felizmente en soluciones del pasado,y la verdad està muy bien que pensemos otras alternativas ,y condenemos al màs absoluto olvido las ideas y dirigentes que representan el pasado.